LA TARANTA + LEONOR PALO CORTADO + ´El NIÑO YUNTERO´ de Miguel Hernández
La taranta es el género matriz de los llamados cantes de las minas o cantes de Levante, surgido a partir de fandangos locales en torno a las tierras mineras de Jaén, Almería, Murcia y Cartagena entre los gitanos instalados en esa zona.
Se consolida como cante a finales del XIX por la aportación definitiva de Antonio Grau Mora, “Rojo el Alpargatero”, cantaor alicantino que dotó de estética flamenca a las estructuras musicales del fandango almeriense-murciano, de origen popular.
Os preguntaréis por qué un cante flamenco en el Levante, y por qué en torno a las minas. La respuesta es simple pero terrible. Desde mediados del siglo XVI hasta finales del XVIII los gitanos cogidos presos por la justicia se enviaron como mano de obra a trabajar a las minas, sobre todo a las de mercurio en Almadén, ya que hacía falta grandes cantidades de azogue para el tratamiento de la plata que venía en los galeones de América.
Hay numerosos testimonio de la dureza de la vida en la mina – sobre todo la inhalación de vapores de mercurio que hacía perder el juicio a los hombres y ser presos de fuertes temblores –y el ensañamiento y crueldad de capataces como Luis Sánchez obligando a esfuerzos sobrehumanos a los condenados, que al desfallecer recibían el castigo de la bayona, consistente en azotes con varas de mimbres hasta que estas se quebraran y saltara la sangre.
Los gitanos de nuestra provincia lo vivieron de cerca. En la redada de 1745, 55 varones gitanos del Puerto de Santa María fueron condenados a las minas. Sus sufrimientos han quedado inmortalizados en la letra de un romance “Los gitanitos del Puerto”.
Generalmente es un cante para escuchar: duro, largo, sobrio que se presta a grandes exhibiciones vocales, al igual que ocurre con los demás estilos mineros. Largo temple introductorio con el típico ayeo y fondo de falseta de guitarra. Los temas que desarrolla son principalmente amorosos o mineros, con alusiones a lo cotidiano y a veces con carácter de protesta social.
Para este cante hemos elegido el palo cortado, vino envuelto en cierto misterio por su crianza irregular. Digamos que siguiendo su propia ley, “sucede” más que se busca. Hermético y rebelde, como la cultura gitana.
He aquí el misterio. El vino que no se puede explicar. Un caldo que los enólogos hacen siguiendo la crianza del fino, pero que en algún momento de su maduración se transforma en otra cosa. Se le corta el palo. No es matemático. La taranta, al igual que un buen palo cortado, necesita para su formación grandes dosis de rebeldía.
La taranta nos habla de la opresión y la marginalidad, de las penas que ha sufrido la etnia gitana a lo largo de su historia y que son las mismas penas de muchos jornaleros andaluces sometidos a la ley del señorito en el latifundio andaluz. Por eso el poema elegido es “El niño yuntero” de Miguel Hernández, un niño que no sabe contar sus años y ya tira del arado teniendo desde que nace un pie en la sepultura. https://www.poemas.de/nino-yuntero/
Texto de Ángela Gallego, profesora de la Universidad de Cádiz, Sherry Explore y miembro del blog gastronómico Cuarto y mitá (http://cuartoymita.net/)
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